¿Te gustaría que Dios obre en tu vida para que puedas llegar a ser una persona santa? Es muy posible; Dios lo puede hacer. Sin embargo, hay un mal que detiene la obra de Dios, la cual se llama negatividad. La negatividad es un conjunto de pensamientos negativos acerca de una mismo, por ejemplo, cuando uno dice: "nunca cambiaré," o "no sirvo para nada," y muchos más. El problema es que el Señor no puede obrar en nuestras vidas si no creemos que los cambios se puedan dar.
En la Biblia, encontramos el ejemplo de un hombre que dudó de si realmente él pudiera lograr algo. El Señor le ordenó que hiciera algo muy importante. Sin embargo, él no se creía capaz. Este hombre fue Moisés, y encontramos este ejemplo en el libro de Éxodo, capítulos 3 y 4.
Capítulo 3:
6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro porque tuvo miedo de mirar a Dios. 7 Y dijo Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues tego conocidas sus angustias: 8 Y he descendido para librarlos de mano de los Egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares de Cananeo, del Hetheo, del Amorrheo, del Pherezeo, del Heveo, y del Jebuseo. 9 El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión coon que los Egipcios los oprimen. 10 Ven por tanto ahora, y envearte he a Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto. 11 Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo, para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? 12 Y él respondió: Ve, porque yo seré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: luego que hubieres sacado este pueblo de Egipto, serviréis a Dios sobre este monte...
Capítulo 4
10 Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay Señor! yo no soy hombre de palabras de ayer ni de anteayer, ni aun desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. 11 Y Jehová le respondió: ¿Quién dió la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿no soy yo Jehová? 12 Ahora pues, ve, que yo seré en tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar. 13 Y él dijo: ¡Ay Señor! envía por mano del que has de enviar. 14 Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, Levita, y que él hablará? Y aun he aquí que él te saldrá a recibir, y en viéndote, se alegrará en su corazón. 15 Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo seré en tu boca y en la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer. 16 Y él hablará por ti al pueblo; y él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios.
¿Te das cuenta de lo negativo que fue Moisés en este caso? El Señor le estaba enviando a hablar por Él, pero éste no tuvo suficiente fe. Veamos su primer error, en el versículo 11 del capítulo 3. Dios le envía a hablar con Faraón, y él responde: "¿Quíen soy yo, para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?" Lo que él experimentó fue baja auto-estima.
Es muy común sentirse que uno realmente no vale mucho, pero hay una verdad increíble que debes saber la próxima vez que piensas algo así. La verdad es que vales mucho más de lo que crees! Vales cada gota de la sangre de Cristo. El valor que tienes es tan grande que Dios envió a su único hijo a morir para que pudieras vivir. Por lo tanto, de ninguna manera debes creer en estos pensamientos. Muchas veces, estos pensamientos ni siquiera son nuestros, sino que vienen del diablo, quien quiere confundirnos y hacer que creamos que Dios no nos ama, o que somos de poco valor.
Además, déjeme decirte que Dios fue el que te creó, y Él TODO lo hace perfecto. Él no comete errores. Y no solo esto, Él hace todo con un propósito! Esto significa que eres exactamente lo que Dios quería que fueras. Al tener pensamientos negativos acerca de ti mismo, estás despreciando lo que el Señor ha hecho. Moisés fue creado con el propósito de liberar al pueblo de Israel, pero él se creía incapaz. Después, encontramos en la Biblia que Moisés, con la ayuda de nuestro Señor, logró sacarlos de Egipto, a pesar de todas sus dudas.
Por esto, es importante tener otro aspecto en cuenta. Dios siempre está con nosotros, moldeandonos, ayudándonos a cambiar. Pero si solo creemos que no somos nada, ¿cómo podrá Dios hacer algo? Nosotros mismos estaríamos poniéndole freno a su poder. Recuerde también lo siguiente: eres hijo de Dios, y esto significa mucho!
Ahora veamos su segundo error. En el versículo 10 del capítulo 4, Moisés le dice al Señor: "¡Ay Señor! yo no soy hombre de palabras de ayer ni de anteayer, ni aun desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua." En este caso, él experimentó una falta de fe. Este problema es aún más grave que el primero, ya que cuando nos falta fe, estamoos diciendo que quizás haya algo que Dios no puede hacer. La Biblia dice que si pedimos, debemos hacerlo con fe, porque si no, no lo obtendremos. En este caso, se aplica lo mismo.
Está bien que tengamos errores. Nadie es perfecto. El problema es cuando dejamos que estos errores se interpongan entre la voluntad de Dios y nosotros. Moisés no era buen orador, pero para el Señor, esto no es problema. Pedro era un simple pescador, sin educación, pero ¿cuántas personas fueron salvas cuando el dio su primer sermón? ¡Fueron muchas! ¿Crees acaso que Dios no podría quitar este problema que tenía Moisés y hacer de él el mejor orador que existe? ¡Sería tan fácil para Dios!
De la misma forma, Dios puede quitarte el problema que tienes. Si Él te manda a hacer algo, es porque te capacitará para hacerlo bien. En lugar de quejarte de tus defectos, dile al Señor lo que quieres cambiar, y confía en su poder para realizar este cambio. Pero es interesante que Dios no lo hizo con Moisés, sino que envió a Aarón para ayudarlo. La razón es muy simple: la falta de fe que tenía Moisés no le permitió a Dios obrar en él. La Negatividad de Moisés se convirtió en un freno.
En conclusión, cuando Dios nos llama a hacer algo, debemos tomar en cuenta que Él siempre tuvo este propósito para nosotros, lo cual quiere decir que lo podemos hacer. Somos muy importantes para Él, y Él nos dará el poder y la capacidad para hacer cualquier cosa que Él nos manda. Por lo tanto, tenga fe, y siga adelante.
Capítulo 3:
6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro porque tuvo miedo de mirar a Dios. 7 Y dijo Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues tego conocidas sus angustias: 8 Y he descendido para librarlos de mano de los Egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares de Cananeo, del Hetheo, del Amorrheo, del Pherezeo, del Heveo, y del Jebuseo. 9 El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión coon que los Egipcios los oprimen. 10 Ven por tanto ahora, y envearte he a Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto. 11 Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo, para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? 12 Y él respondió: Ve, porque yo seré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: luego que hubieres sacado este pueblo de Egipto, serviréis a Dios sobre este monte...
Capítulo 4
10 Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay Señor! yo no soy hombre de palabras de ayer ni de anteayer, ni aun desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. 11 Y Jehová le respondió: ¿Quién dió la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿no soy yo Jehová? 12 Ahora pues, ve, que yo seré en tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar. 13 Y él dijo: ¡Ay Señor! envía por mano del que has de enviar. 14 Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, Levita, y que él hablará? Y aun he aquí que él te saldrá a recibir, y en viéndote, se alegrará en su corazón. 15 Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo seré en tu boca y en la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer. 16 Y él hablará por ti al pueblo; y él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios.
¿Te das cuenta de lo negativo que fue Moisés en este caso? El Señor le estaba enviando a hablar por Él, pero éste no tuvo suficiente fe. Veamos su primer error, en el versículo 11 del capítulo 3. Dios le envía a hablar con Faraón, y él responde: "¿Quíen soy yo, para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?" Lo que él experimentó fue baja auto-estima.
Es muy común sentirse que uno realmente no vale mucho, pero hay una verdad increíble que debes saber la próxima vez que piensas algo así. La verdad es que vales mucho más de lo que crees! Vales cada gota de la sangre de Cristo. El valor que tienes es tan grande que Dios envió a su único hijo a morir para que pudieras vivir. Por lo tanto, de ninguna manera debes creer en estos pensamientos. Muchas veces, estos pensamientos ni siquiera son nuestros, sino que vienen del diablo, quien quiere confundirnos y hacer que creamos que Dios no nos ama, o que somos de poco valor.
Además, déjeme decirte que Dios fue el que te creó, y Él TODO lo hace perfecto. Él no comete errores. Y no solo esto, Él hace todo con un propósito! Esto significa que eres exactamente lo que Dios quería que fueras. Al tener pensamientos negativos acerca de ti mismo, estás despreciando lo que el Señor ha hecho. Moisés fue creado con el propósito de liberar al pueblo de Israel, pero él se creía incapaz. Después, encontramos en la Biblia que Moisés, con la ayuda de nuestro Señor, logró sacarlos de Egipto, a pesar de todas sus dudas.
Por esto, es importante tener otro aspecto en cuenta. Dios siempre está con nosotros, moldeandonos, ayudándonos a cambiar. Pero si solo creemos que no somos nada, ¿cómo podrá Dios hacer algo? Nosotros mismos estaríamos poniéndole freno a su poder. Recuerde también lo siguiente: eres hijo de Dios, y esto significa mucho!
Ahora veamos su segundo error. En el versículo 10 del capítulo 4, Moisés le dice al Señor: "¡Ay Señor! yo no soy hombre de palabras de ayer ni de anteayer, ni aun desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua." En este caso, él experimentó una falta de fe. Este problema es aún más grave que el primero, ya que cuando nos falta fe, estamoos diciendo que quizás haya algo que Dios no puede hacer. La Biblia dice que si pedimos, debemos hacerlo con fe, porque si no, no lo obtendremos. En este caso, se aplica lo mismo.
Está bien que tengamos errores. Nadie es perfecto. El problema es cuando dejamos que estos errores se interpongan entre la voluntad de Dios y nosotros. Moisés no era buen orador, pero para el Señor, esto no es problema. Pedro era un simple pescador, sin educación, pero ¿cuántas personas fueron salvas cuando el dio su primer sermón? ¡Fueron muchas! ¿Crees acaso que Dios no podría quitar este problema que tenía Moisés y hacer de él el mejor orador que existe? ¡Sería tan fácil para Dios!
De la misma forma, Dios puede quitarte el problema que tienes. Si Él te manda a hacer algo, es porque te capacitará para hacerlo bien. En lugar de quejarte de tus defectos, dile al Señor lo que quieres cambiar, y confía en su poder para realizar este cambio. Pero es interesante que Dios no lo hizo con Moisés, sino que envió a Aarón para ayudarlo. La razón es muy simple: la falta de fe que tenía Moisés no le permitió a Dios obrar en él. La Negatividad de Moisés se convirtió en un freno.
En conclusión, cuando Dios nos llama a hacer algo, debemos tomar en cuenta que Él siempre tuvo este propósito para nosotros, lo cual quiere decir que lo podemos hacer. Somos muy importantes para Él, y Él nos dará el poder y la capacidad para hacer cualquier cosa que Él nos manda. Por lo tanto, tenga fe, y siga adelante.
Escrito por, Paul D. Gutiérrez Covey