En nuestras vidas cotidianas, constantemente somos expuestos a tentación. Nuestra ntauraleza humana nos hace muy sensibles a esto. Aunque Cristo nos da la fuerza para vencer la tentación, nuestras acciones nos pueden exponer a las tentaciones más fácilmente. Esto lo podemos ver muy claramente si analizamos una situación que sucedió con Pedro en la cual él cometió varios errores que le costaron la victoria contra la tentación. Para ser exacto, él cometió cuatro errores, los cuales he denominado los cuatro pasos para caer en tentación. Esta situación se encuentra en el evangelio de Lucas, capítulo 22, versículos del 31 al 62. Por la extensión de este pasaje, algunas partes han sido cortadas. Sin embargo, si desea leer el pasaje completo, puede hacer click aquí. El pasaje comienza con las siguientes palabras de Jesús:
"Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo. Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos. --Señor --respondió Pedro--, estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte. --Pedro, te digo que hoy mismo, antes que cante el gallo, tres veces negarás que me conoces… Jesús salió de la ci udad y, como de costumbre, se dirigió al monte de los Olivos, y sus discípulos lo siguieron. Cuando llegaron al lugar, les dijo: "Oren para que no caigan en tentación." Entonces se separó de ellos a una buena distancia, se arrodilló y empezó a orar: "Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya." Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo. Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra. Cuando terminó de orar y volvió a los discípulos, los encontró dormidos, agotados por la tristeza. "¿Por qué están durmiendo? --les exhortó--. Levántense y oren para que no caigan en tentación." Todavía estaba hablando Jesús cuando se apareció una turba, y al frente iba uno de los doce, el que se llamaba Judas. Éste se acercó a Jesús para besarlo, pero Jesús le preguntó: --Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del hombre?... Prendieron entonces a Jesús y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pedro los seguía de lejos. Pero luego, cuando encendieron una fogata en medio del patio y se sentaron alrededor, Pedro se les unió. Una criada lo vio allí sentado a la lumbre, lo miró detenidamente y dijo: --Éste estaba con él. Pero él lo negó. --Muchacha, yo no lo conozco. Poco después lo vio otro y afirmó: --Tú también eres uno de ellos. --¡No, hombre, no lo soy! --contestó Pedro. Como una hora m ás tarde, otro lo acusó: --Seguro que éste estaba con él; miren que es galileo. --¡Hombre, no sé de qué estás hablando! --replicó Pedro. En el mismo momento en que dijo eso, cantó el gallo. El Señor se volvió y miró directamente a Pedro. Entonces Pedro se acordó de lo que el Señor le había dicho: "Hoy mismo, antes que el gallo cante, me negarás tres veces." Y saliendo de allí, lloró amargamente. Lucas 22:31-54 (NVI)
HABLAR MÁS DE LA CUENTA
El primer paso para caer en tentación es hablar mucho. No me refiero a la conversación normal, sino a los alardes. En el versículo 33, Pedro le dice a Jesús, "estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte". Sin embargo, más tarde él negó a Cristo para salvarse a sí mismo. Muchas veces esto sucede porque confiamos demasiado en nosotros mismos, pero tenemos que tener nuestra confianza muy bien ubicada. En otras palabras, ¡nuestra confianza debe estar en Cristo! La verdad es que sin Él, no podemos hacer nada. Juan 15:5 dice lo siguiente:"Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada". Por esto no debemos hablar confiando en nuestras propias fuerzas, sino en las de Cristo.
Como puede ver con el ejemplo de Pedro, el hablar más de la cuenta nos deja más expuestos a caer en tentación. Por esta razón, debemos dejar de lado el orgullo y reconocer que cuando logramos vencer la tentación, es por la gracia de Dios. Y de hecho Él tiene el poder para ayudarnos a salir victoriosos, e incluso nos da unas palabras de aliento en 1 Corintios 10:13, lo cual dice lo siguiente: "Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir". Por lo tanto, si vamos a hablar, hagámoslo de la forma correcta, con confianza, no en uno mismo, sino en Cristo. No debemos decir, "no haré tal cosa", sino, "Que el Señor me guarde de hacer tal cosa". Notó la diferencia? No debemos hablar con orgullo, sino con humildad, reconociendo que solo Dios puede ayudarnos a no caer en tentación.
DESCUIDAR LA ORACIÓN
El segundo paso para caer en tentación es descuidar la oración. En el pasaje que leímos, Cristo les dijo a sus discípulos, "oren para que no caigan en tentación". No obstante, esto no fue lo que ellos hicieron, sino que se quedaron dormidos. Es importante destacar el hecho de que la oración es totalmente necesaria en la vida de los cristianos. 1 Tesalonicenses 5:17 dice "oren sin cesar". Si no acatamos a este mandamiento, no podemos esperar tener la fuerza suficiente para vencer la tentación. Además, la oración es alimento espiritual, y si no nos alimentamos bien, no tendremos suficiente fuerza para hacer nada bien. Pero si oramos, Dios nos dará la sabiduría para poder huir de la tentación, como lo manda la Biblia a hacer. Santiago 1:5 dice lo siguiente: "si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie". Por lo tanto, si no queremos caer en tentación, debemos orar constantemente.
SEGUIR A CRISTO DE LEJOS
El tercer paso para caer en tentación es seguir a Cristo de lejos. El versículo 54 del pasaje que leímos al principio dice lo siguiente: "Prendieron entonces a Jesús y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pedro los seguía de lejos". Pedro hizo bien en seguirlo, pero cuando seguimos a Cristo, debemos hacerlo muy de cerca. Algo similar le pasó a Pedro en otra ocasión. En Mateo 14:22-33, encontramos el siguiente relato:
En seguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado mientras él despedía a la multitud. Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo, y la barca ya estaba bastante lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario. En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados. --¡Es un fantasma! --gritaron de miedo. Pero Jesús les dijo en seguida: -- ¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo. --Señor, si eres tú --respondió Pedro--, mándame que vaya a ti sobre el agua. --Ven --dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús. Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: --¡Señor, sálvame! En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: --¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste Cuando subieron a la barca, se calmó el viento. Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: --Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.
Es importante mencionar que seguir a Cristo de lejos y quitarle la mirada es exactamente lo mismo cuando hablamos en términos espirituales. En el pasaje de Lucas, Pedro negó que conocía a Cristo mientras lo seguía de lejos, y en este pasaje de Mateo, él dejó de mirar a Cristo y por esto casi se ahoga. La razón es porque al seguirlo de lejos o quitarle la mirada, perdemos fuerza. Por esto debemos estar muy cerca de Él y nunca quitarle la mirada, para así no caer ante la tentación.
ESTAR EN COMUNIÓN CON PECADORES
El cuarto y último paso para caer en tentación es estar en comunión con los pecadores. Este fue el último error que cometió Pedro antes de negar a Cristo, y lo podemos ver en el versículo 55, el cual dice así: "Pero luego, cuando encendieron una fogata en medio del patio y se sentaron alrededor, Pedro se les unió". Las personas que son del mundo no tienen buenas prácticas, y si nos mantenemos en comunión con ellos, pueden llegar a influenciarnos. Romanos 12:2 dice "no se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta". Al andar con personas no cristianas, adquirimos prácticas de ellos. Por esto, las personas con quienes andamos deben ser de buenas prácticas. Así, si adquirimos algúna costumbre, será algo bueno. Si nos mezclamos con pecadores, ellos pueden llegar a corrompernos. 1 Corintios 5:6 dice lo siguiente: "¿No se dan cuenta de que un poco de levadura hace fermentar toda la masa?". Por esto debemos tener cuidado de estar en comunión con las personas correctas.
Quiero aclarar que esto no significa que debemos desechar por completo todas las amistades que no sean cristianas. Esto no estaría bien, ya que si tenemos amigos no cristianos, podemos llegar a influenciar a ellos también. No obstante, si pasamos mucho tiempo con ellos, esto nos puede afectar más a nosotros que a ellos, así que debemos tener cuidado.
CONCLUSIÓN
Para terminar, si tomamos estos cuatro pasos, de seguro caeremos en tentación. Pero espero que esto no sea su deseo, y que más bien usted desea evitar las caídas. Como estoy seguro de que es así, le animo para que haga todo lo contrario de lo que hizo Pedro en esta ocasión: cuide lo que dice, para que no sea vencido por el orgullo; no descuide la oración, sino que ore todos los días, y tenga una comunión constante con Dios; siga a Cristo de cerca, y esté en comunión con otros cristianos, y no con pecadores. Si usted sigue estos consejos, no caerá tan fácilmente ante la tentación.
Escrito por, Paul D. Gutiérrez Covey