Vivimos en un mundo gobernado por las tinieblas, en donde las personas muchas veces siguen su propio estándar, o uno creado por una sociedad que ya no le importa lo que Dios quiere.¿Cómo podemos los hijos de Dios vivir en un mundo así? ¿Será que debemos adaptarnos y seguir el estándar que establece la sociedad? Es muy importante que tengamos bien definido quienes somos y de qué forma actuaremos al respecto. Debemos tener claro si serviremos a Dios, y si nos conformaremos al mundo, porque no podemos hacer las dos cosas al mismo tiempo. En mateo, encontramos unas palabras de Jesús que nos da respuestas a las incógnitas mencionadas arriba. Dicho pasaje nos demuestra la necesidad que hay de que hagamos la diferencia.
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Mateo 5:14-16
El versículo anterior nos enseña que debemos ser diferentes. En este mundo de tinieblas, debemos ser luz, y esa luz no se debe esconder, sino que debemos alumbrar a los demás. Pero, ¿de qué forma podemos brillar? ¿Cómo podemos alumbrar a los que viven en tinieblas? A continuación nos encontraremos las respuestas a estas incógnitas.
NO DEBEMOS SEGUIR EL ESTÁNDAR DE ESTE MUNDO
Una de las formas más importantes de brillar con nuestra luz es no seguir el estándar de este mundo, ya que éste es contrario a la voluntad de Dios. Romanos 12:2 dice, "No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta". El único estándar que debemos seguir es el de Dios, y podemos darnos cuenta de cómo es el estándar de Dios cuando leemos la Biblia. El mundo tiene muchos conceptos erróneos, y debemos cuidarnos de no caer en la trampa de creer que esos conceptos son buenos. De hecho, se dice que muchos pecados, como por ejemplo, la fornicación y la homosexualidad, son normales, y más bien es bueno experimentar. Pero debemos tener claro que eso no es cierto y estar firmes en los que creemos.
DEBEMOS PREDICAR EL EVANGELIO CON NUESTRAS BOCAS Y NUESTRAS ACCIONES
Mucho se habla de la gran comisión de Jesucristo, pero pocos son los que realmente lo toman en serio.Cristo dijo, "id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19). Como dice el primer versículo que leímos, somos luz, y con esa luz debemos alumbrar a todos los que viven en tinieblas para que también puedan conocer las maravillas de nuestro Señor. Si realmente queremos hacer la diferencia, debemos ayudar a que otros puedan convertirse para hacer una mayor diferencia. Pero eso no significa solamente predicar con nuestras bocas, sino que nuestras palabras y acciones deben coincidir. Una frase muy popular dice, "tus acciones hablan tan fuerte que no me dejan escuchar lo que dices". Si predicamos una cosa y hacemos lo contrario, nuestras palabras no valen nada. Por eso si quieremos hacer la diferencia, debemos predicar con el ejemplo también.
DEBEMOS AMAR A TODOS
Es muy imperativo que amemos a todos; no solamente aquellos que nos aman a nosotros o que nos hacen bien, sino a todos. Mateo 5:43-47 dice así, "Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos. Si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?". Conozco a un ateo que tiene muchas características negativas. Es vulgar para hablar, mal pensado, le gusta contar chistes de doble sentido; en fin, sus acciones no agradan a Dios. Sin embargo, cuando lo vi con su hermanita menor, vi en él un amor tan grande hacia ella que me sorprendió. Pero él solo ama a aquellos que lo aman. Si nosotros no amamos a nuestros enemigos, ¿qué diferencia hay entre nosotros y ese ateo? El odio no debe existir en nosotros, sino que debemos amar. Así haremos una gran diferencia.
NO DEBEMOS HACER LO MALO
Creo que es obvio que para hacer la diferencia, debemos evitar hacer lo malo. Romanos 12:17 dice, "No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres"; pero a veces eso no es fácil. ¿Cómo podemos hacerlo? Hay tres consejos que nos pueden ayudar. En primer lugar, debemos aborrecer el mal. A todos nos ha pasado que en algún momento nos dan alguna comida para probar, y al sentir el sabor, nos da asco, y nunca más queremos comerlo. Así debemos sentirnos con respecto al pecado. Segundo, debemos desechar el mal. A veces tratamos de llegar a los límites. Si alguien tiene novio(a), a veces dicen, ¿hasta donde puedo llegar (tocando) antes de que sea pecado? Debemos evitar eso por completo y alejarnos, más bien, de todo lo que sea malo, y no dar pie a que ningún pecado crezca en nosotros, porque cada vez llegamos más lejos y más lejos, hasta que caemos en el pecado, y seguimos pecando más y más. En tercer lugar, debemos destruír el mal. Somos guerreros de Dios, y debemos luchar contra el mal. En el siguiente punto, ampliaré un poco más acerca de cómo destruír el mal.
DEBEMOS PAGAR CON BIEN A LOS QUE NOS HACEN MAL
Si deseamos ser diferentes a los demás, debemos pagar con bien a los que nos hacen mal, lo cual está muy relacionado a amar a los que nos odian. Romanos 12:21 dice lo siguiente: "No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal". Muchas personas entienden con este versículo que si nos hacen alguna maldad, debemos abstenernos de pagar con otra maldad. Sin embargo, el significado real de Romanos 12:21 va mucho más allá. Para hacer la diferencia, debemos abstenernos de hacer lo malo y pagar el mal con el bien. Si alguien peca contra nosotros, busquemos la forma de bendecir a esa persona, sea creyente o no. Eso no solo nos hará mejores personas, sino que también ayudará a convencer a la otra persona de su pecado.
CONCLUSIÓN
Querido(a) lector(a), ¡hagamos la diferencia! Este mundo en que vivimos va de mal en peor, y se necesitan personas con la valentía de pararse firme en lo que cree y no ceder en nada para hacer la diferencia. No sigamos el estándar de este mundo, sino, sigamos la voluntad de Dios, que es perfecta en todo sentido. Prediquemos el evangelio, y actuemos de forma que nuestras acciones coincidan con nuestras palabras. Amemos a todos, incluso a los que nos odien. No amemos solamente a nuestras seres queridos, sino a todos. No hagamos lo malo, sino que busquemos hacer solamente lo bueno, y paguemos con el bien al mal. En fin, para resumir todo en tres palabras, hagamos la diferencia.
Escrito por,
Paul D. Gutiérrez Covey