En un mundo tan acelerado como el que habitamos, muchos se preguntan cómo pueden tener descanso, no solo para el cuerpo, sino también para el alma. Hoy en día cuesta tanto sacar tiempo para el descanso, y parece ser algo imposible. La verdad del asunto es que el mundo no nos puede ofrecer un descanso verdadero, sino uno falso que no perdura. Sin embargo, la Biblia nos da una respuesta concisa al respecto:
Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Mateo 11:28-29 (NVI)
En este versículo encontramos tres puntos claves que todos debemos saber si queremos tener acceso a este descanso. Seguidamente estaremos analizando estos tres puntos, y así, si realmente quieren descansar, lo pueden hacer.
CRISTO NOS OFRECE EL DESCANSO
Como lo dije antes, el mundo no puede ofrecernos un descanso verdadero. El único que lo puede hacer es Cristo. ¡La buena noticia es que Él lo comparte con todos! Todos tenemos acceso a este descanso. Vean que Él dijo, “Vengan a mí TODOS ustedes que están cansados y agobiados”. Otra versión dice, “Vengan a mí todos los que estáis trabajados y cargados” (Reina Valera). La verdad es que todos nos cansamos y todos tenemos cargas. Existen los problemas de la vida diaria, además de la carga del pecado. Quiere decir que si todos los que están cansados y tienen cargas pueden tener acceso al descanso verdadero, ¡entonces absolutamente todas las personas pueden!
Pero lo mejor es que el descanso que Cristo nos ofrece ¡es un descanso perpetuo! Esto es algo que el pueblo de Israel nunca pudo alcanzar. Nos damos cuenta de esto en Hebreos 3:7-11, que dice así:
Por eso, como dice el Espíritu Santo: Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón como sucedió en la rebelión, en el día de prueba en el desierto. Allí sus antepasados me tentaron y me pusieron a prueba, aunque durante cuarenta años vieron mis obras. Por eso me enojé con aquella generación, y dije: Siempre se descarría su corazón, y no han reconocido mis caminos. Así que, en mi enojo, juré: Jamás entrarán en mi reposo.
Es importante destacar que los Israelitas sí tenían un descanso. Sin embargo, vean que aquí al final dice “Jamás entrarán en mi reposo”. Suena contradictorio, ¿verdad? Pues en realidad no lo es.
El pueblo de Israel tenía un día de descanso, el cual llamaban el shabbat, lo cual significa “descanso”. De hecho, como lo pueden leer en Éxodo 20:8, ellos estaban obligados a guardar reposo en este día. Era un mandamiento de parte de Dios. No obstante, este día era solo una sombra del verdadero descanso de Dios, el cual es mucho más que un solo día. Hebreos 4:3 dice “En tal reposo entramos los que somos creyentes, conforme Dios ha dicho: “Así que, en mi enojo, juré: ‘Jamás entrarán en mi reposo’”. Para nosotros, no es solo un día, sino que perpetuamente descansamos en Cristo.
EL YUGO DE CRISTO
Aquí encontramos otra aparente contradicción. Primero se nos habla de descanso, y después se nos dice que tenemos que cargar con un yugo. Pues al igual que en la última ocasión, esto tampoco es una contradicción.
En Mateo 10:38, Cristo nos dice que “el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí”. Él tomó su propia cruz y nosotros también lo tenemos que hacer. Ahora, es cierto que la cruz (que es el yugo que Cristo nos manda a tomar) es una carga. Sin embargo, ¡es una carga que se usa para aligerar otras cargas!
El yugo es una herramienta que se usa mucho por parte de los agricultores principalmente. Cuando ellos tienen que llevar alguna carga muy pesada, ellos se ponen el yugo sobre los hombros y así pueden llevar lo que antes no podían por el exceso de peso. Como dije antes, el yugo es una carga, pero con él uno puede llevar cargas que antes no podía con menos esfuerzo.
En fin, la cruz es el yugo que aligera nuestras cargas. Todos tenemos problemas que no podemos resolver solos. Pero si llevamos la cruz, ¡podremos levantar estas cargas más fácilmente!
CÓMO ALCANZAR ESTE DESCANSO
Ya sabemos de dónde viene el descanso y también sabemos la verdad acerca del yugo, pero lo que todos quieren saber es ¡cómo alcanzar este descanso! Les cuento que no es difícil.
En primer lugar, debemos buscar a Cristo. El que no tiene a Cristo en su corazón debe someterse a Él, aceptándolo como su Señor y salvador. Si alguno que está leyendo esto no lo ha hecho aún, le invito a que lo haga para que pueda recibir descanso. Al buscar a Cristo, es importante pedirle a Él que nos dé descanso. Mateo 7:7 nos dice que si pedimos, recibiremos, así que tenemos que pedírselo a Él, y al pedir, tenemos que confiar. Santiago 1:6-7 dice “Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor”. Así que si le pedimos a Cristo que nos dé descanso, estemos confiados de que lo va a hacer.
En segundo lugar, debemos ser mansos y humildes. La persona altiva no puede recibir el descanso que Cristo nos ofrece a menos de que decida dejar su altivez. Esto se debe a una razón muy sencilla: los altivos no toman cargas por voluntad propia, ni tampoco se sujetan fácilmente. ¿Notaron el problema? Para recibir el descanso de Cristo debemos tomar el yugo, que es una carga, y debemos sujetarnos a Cristo. Por esto, seamos mansos (o apacibles, como lo dice en el versículo) y humildes, como lo es Cristo.
En tercer lugar, como ya dije antes, debemos tomar la cruz. Quizás algunos se preguntan cómo se toma la cruz, y si es así, la respuesta es muy simple. Debemos sacrificar los deseos carnales, como se nos manda en Gálatas 5:16; debemos cargar con las responsabilidades de cada cristiano, o sea, orar, leer la Biblia, congregarse, etc.; y debemos seguir los pasos de Cristo. Si hacemos estas cosas, estaremos tomando la Cruz como Cristo nos lo mandó.
CONCLUSIÓN
Finalmente, todos queremos un buen descanso, lo cual no podemos recibir del mundo. Cristo es el único que puede ofrecernos este descanso. Si lo queremos recibir, solo tenemos que buscar a Cristo con humildad y mansedumbre y llevar la cruz. Si hacemos esto, recibiremos el descanso que tanto deseamos.
Escrito por, Paul D. Gutiérrez Covey